(Escrito
por el alumno Conrado Sánchez, 3º de ESO, IES Infante don Juan Manuel, curso 2015-16)
El
día 14 de noviembre de 2190 se descubrió un nuevo planeta habitable y, sin
embargo, este descubrimiento pasó desapercibido ya que, desde el año 2008, la
Tierra había sufrido un cambio drástico. Era un cambio en todos los ámbitos: se
habían solucionado los problemas económicos de todos los países, se había
conseguido volver a tener una calidad medioambiental en todo el planeta y la
tasa de alfabetización ya era total.
Se
había logrado un lugar excelente para vivir. Por ello, el nuevo planeta,
denominado Planeta Conrado, fue ignorado, no se calculó su distancia a la
Tierra ni se crearon naves espaciales para investigarlo.
Ahora, en el año 2550, Jake Price con tan solo
33 años ha conseguido muchos premios en Física, entre ellos el Nobel. Es 2 de
junio y Jake, como todos los días, se dirige a su laboratorio donde trabaja
solo, siempre sobre temas relacionados con la Física y el Espacio, por lo que
también posee uno de los mejores observatorios.
Mientras
observaba los planetas del Sistema Solar descubrió una anomalía, veía un
movimiento de materia inusual cerca del Sol. Tardó tiempo en descubrir que se
trataba de un agujero negro.
Jake
estuvo unos días observando cómo evolucionaba el agujero y tenía los peores
pronósticos. El investigador, muy alarmado, avisó a la NASA y se decidió
organizar una reunión para encontrar una solución.
Había
pasado un mes desde el descubrimiento del agujero y este era cada vez más
grande. Los científicos, enterados de su peligrosidad, estaban desconcertados
ya que no sabían porqué se había originado. Sin embargo, acordaron que no
tendrían tiempo de averiguar esa incógnita pero que debían pasar a la acción.
Calcularon que solo disponían de nueve meses para evacuar la Tierra por completo.
No era una tarea fácil, pero la igualdad social y la buena relación entre todos
los países facilitaban mucho las cosas.
Mientras
cada país creaba las naves suficientes para evacuar a todos sus habitantes,
Jake era el encargado de hallar todas las incógnitas necesarias para poder
ejecutar el plan propuesto que era el traslado de toda la población terrestre
al Planeta Conrado.
Jake
había observado que dicho planeta se
asemejaba a una esfera que medía 1000 km de radio y se dispuso a calcular su
volumen y su superficie.
Calculadas
estas dimensiones, también era necesario conocer la distancia entre la Tierra y
el Planeta Conrado. Con mediciones mediante observaciones se determinó que la
distancia entre dicho planeta y el Sol era de unos 10 15 km, y se
sabía que la distancia entre la Tierra y el Sol era de 1,49 · 10 8
km.
Y
se cumplía toda una curiosidad: si se unían mediante líneas imaginarias los dos
planetas y el Sol, resultaba un triángulo rectángulo. Esta circunstancia fue
advertida por Joy Monmart, una de las mejores matemáticas del momento, quien se
puso inmediatamente a calcular la distancia entre la Tierra y el Planeta
Conrado utilizando el teorema de Pitágoras.
Con
todos los datos necesarios y la tecnología adecuada, se llevó a cabo la tarea.
Jake y Joy recibieron un premio. Y, una vez más, fue posible superar los
obstáculos puestos por la naturaleza.
La
población terrestre consiguió asentarse en Conrado, creando nuevas
instituciones y países, pasando el nombre de Jake Price a la Historia como el
salvador de la Humanidad.